¡No te toques ahí, cochino! Represión sexual en la infancia

Son frases que habremos escuchado y nos habrán dicho miles de veces e incluso que ahora repetimos cuando vemos que nuestros hijos se tocan sus genitales. Y es que ver que un niño se toca dándose placer, o por el simple hecho de investigar con su cuerpo, nos incomoda, nos saltan las alarmas, nos avergüenza, miramos para otro lado, no sabemos cómo actuar ni que decir.

Pero ¿Por qué nos incomoda? ¿Por qué lo prohibimos? ¿Por qué incluso lo vemos como sucio etiquetando al niño de cochino? Hemos tenido que reprimir mucho para ver que algo tan natural pueda llegar a ser algo  sucio  a nuestros ojos  y que  incluso reprimimos en el niño, cuando no hay mayor libertad que hacer cada uno lo que quiera con su cuerpo. Algo fundamental para la prevención de abusos

Partimos de la base que nombrar los genitales por su nombre, nos incomoda y avergueza. Si un brazo es brazo, un ojo es ojo o un pie es pie ¿Por qué la vulva es la chirlita, florecita, rajita, pesetita y el pene es pitirrin, rabo, espada laser, metralleta. churrita y un largo etc?

Cuando algo no se nombra, lo ocultamos, lo in visibilizamos, lo negamos, le damos categoría de segunda e incluso queda en la sombra y al final crecemos pensando que los genitales son zonas prohibidas o invisibles que no deben de llamarse por su nombre porque nos avergonzamos de ellas, creando sin darnos cuenta, un tabú alrededor de la sexualidad.
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Si no nos gusta que nuestro hijo llame a sus genitales por su nombre delante de la gente porque nos incomode, al menos podemos dar su nombre real en casa para  que lo reconozca y quizás decirle la verdad siendo sinceros: «Pues mira, se llama pene/vulva, pero a veces hay gente que le incomoda que se usen esas palabras no se muy bien porque y también podemos usar……, la que queramos decir, a ser posible algo que no se distorsione mucho de la realidad, porque llamar a un pene metralleta o espada, no es lo mas adecuado.

Todo esto tiene mucho que ver con nuestro propio grado de represión sexual y con cómo vivimos y sentimos nuestra propia sexualidad desde la infancia . 

Cuando vemos a nuestros hijos tocarse solemos por un lado quitarle la mano, negar lo que esta haciendo con frases del tipo: “No te toques que eso es caca” “Eso es de cochinos” ¿Por qué te estas tocando ahí? O miramos hacia otro lado porque nos da vergüenza. Y todo esto sin darnos cuenta son maneras de reprimir, de inhibir y de crear un tabú al rededor de la sexualidad.


Quizás lo más natural sea simplemente reconocer:»Te da gusto cuando te tocas, no? Sientes algo especial? A mi también me pasa» Y tratar el tema con la máxima normalidad, reconociendo que nos puede dar placer tocar ciertas partes de nuestro cuerpo siendo esto natural y no prohibido.


NO es lo que ellos hacen, sino los OJOS con los que nosotros lo miramos.


¿Cómo vivís estos momentos?

Texto original: Sonia Dabalsa
Criar Amando Amar Criando

Asesora y divulgadora de Maternidad y crianza consciente
Experta en prevención de abusos
Foto: Desconocido
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