No le des la espalda al acoso escolar
¡Di NO! Al acoso escolar
Para muchos niños y niñas levantarse cada mañana para ir al colegio, puede llegar a convertirse en una autentica tortura. Tener que enfrentarse a situaciones dolorosas que nadie ve, que se minimizan o se niegan y que incluso se consideran como “cosas de niños”, se hace si cabe más doloroso. Situaciones que se van negando a través de nuestro propio lenguaje, de minimizar y de restar importancia a lo que en realidad son agresiones físicas o verbales que nos encargamos de silenciar.
Según el informe del Instituto Cisneros sobre el acoso escolar en España,
1 de cada 5 niños y niñas, sufrirán acoso en toda su etapa escolar, teniendo en cuenta para estos datos no sólo lo físico, sino también todos esos abusos verbales y psicológicos que se dan pero que parece que no se ven, ya que SÓLO 1 de cada 3, declara haber recibido ayuda por parte del centro escolar, ¿Se ocultan datos, o no se ven?
Si tenemos en cuenta que muchísimos de los casos no se llegan nunca a saber porque no se denuncian, o porque la propia persona que lo sufre no es consciente de ello hasta muchísimos años después, los datos aumentan y son escalofriantes.
Es importante saber que el trabajo que hagamos en casa en cuanto a la educación y crianza de nuestros hijos e hijas es fundamental, pero no podemos olvidarnos que, la mayoría de los casos de acoso escolar se dan en horario lectivo, por lo tanto, el centro escolar tiene un gran papel a la hora de intervenir y de prevenir para que esto no ocurra.
¿Pero existe formación suficiente en los centros escolares? ¿Protege el sistema a la infancia y adolescencia?
El acoso escolar «NO SON COSAS DE NIÑ@S», sino un problema que nos afecta como sociedad y del que debemos tomar conciencia de manera urgente.
Para un niño o niña que vive situaciones de este tipo, lo peor no es que le peguen, insulten, chantajeen, manipulen, humillen, desprecien, aíslen, hagan burla, excluya, den collejas, etc., lo peor, más injusto y más doloroso, es que nadie haga nada a pesar de haber muchas veces tanta gente cerca. Porque lo malo no es recibirlo, sino tener que normalizar y aceptar lo que está ocurriendo.
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Lo peor es tener que pensar que eso es algo aceptable, que no te puedes quejar porque es lo normal y ya lo has visto o vivido en otras ocasiones y nadie ha hecho nada. Lo peor es tener que pensar que si te quejas, te dirán que no es para tanto o que eso son «cosas de niñ@s y tienes que aprender a solucionarlas” y finalmente acabe convirtiéndose en indefensión aprendida.
Aunque en los últimos años se habla mucho más y se ha incrementado la alerta sobre el bullying en los colegios e institutos, esto no ha hecho que se reduzca el problema. Por desgracia y según los últimos estudios realizados, el acoso escolar va en aumento debido a las redes y móviles que se añade a lo que ya ocurre. El discurso se sigue centrando en intervenir después de que se produzca una situación de acoso, en lugar de enfocarnos en otra pregunta muy importante. ¿Qué estamos haciendo mal para que haya tantos niños y niñas desde los 5 años con ciertas dinámicas de abuso?
“Son cosas de niñ@s” “esto ha ocurrido siempre” “no podéis estar todo el día encima” “es que tu hija es muy tímida y tiene que aprender a defenderse” “esto aquí no ocurre” “lo que hacen es manipularte para llamar tu atención” “habrá sido algo puntual” “los niños ya sabes que no siempre dicen la verdad…”
Estas son frases comunes que escuchan muchas madres y padres cuando acuden al colegio con preocupación a contar lo que sus hijas/os pueden estar viviendo. No hay escucha, simplemente se minimiza, resta importancia, se victimiza a la la víctima y se niega lo que está ocurriendo. Y es que según el mismo estudio sobre el acoso escolar en España, 2 de cada 5 niños aseguran haber visto casos de acoso escolar en su centro y que nadie hiciera nada.
Las agresiones y comportamientos abusivos que vemos en la infancia y edades más avanzadas, no es algo que surja de la nada, sino algo que observan, normalizan y reciben de las personas adultas y de la sociedad en general y que posteriormente llevan a su terreno y su manera de hacer, para experimentarlo con otros niños o niñas.
Si desde el colegio o desde casa reciben y normalizan las amenazas, manipulaciones, castigos, humillaciones, etc. recibidos por parte de las personas adultas de referencia, esto será algo aceptado y que igualmente usarán en la comunicación con sus iguales. Si además lo reciben en una clase con 25 niños y niñas presentes, se está dando permiso a todo el grupo para actuar de la misma manera con el resto, porque aprendemos por observación, imitación y experimentación de un modelo adquirido y si lo hace la persona adulta de referencia, es porque se puede puede actuar así y está permitido. Y luego ocurre lo que ocurre y no sabemos de dónde viene.
Familias y escuela debemos remar en la misma dirección, pero de puertas para dentro del centro escolar, la responsabilidad está en sus manos.
¿Se reacciona a tiempo ante la posibilidad de un caso de acoso? ¿Quién decide en qué momento se abre el protocolo? ¿Es necesario que el niño/a lo esté pasando muy mal para que se considere acoso?
Los protocolos se activan cuando el adulto decide que el acoso es lo suficientemente grave como para actuar.⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Pero, ¿alguien le pregunta a la víctima acosada cómo se siente?, son todas las víctimas iguales ante el mismo tipo de abuso? ¿en qué momento la persona adulta decide que eso ya se considera grave como para actuar?
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Quizás en lugar de tener que activar esos llamados «PROTOCOLOS DE ACOSO» cuando ya hay una víctima que no puede más, sería urgente tener «PROTOCOLOS DE PREVENCIÓN Y MUCHA MÁS FORMACIÓN»
Trabajemos en conjunto
Y esto no consiste en culpar a una parte o a otra. Consiste en buscar maneras para trabajar en conjunto. Porque el acoso escolar es una lacra social que mata, o genera heridas que dañan para siempre⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Trabajemos en conjunto hacia la misma dirección 🙏🙏⠀⠀
Sonia Dabalsa
Consultora de maternidad y crianza
Especializada en la prevención de abusos y del acoso escolar